Si por algo se caracteriza el ser humano, es por su incondicional faceta altruista. Dia tras día, año tras año podemos intentar sentirnos realizados a través de situaciones banales o títulos sin fondo, pero, cuando probamos a ser altruistas, nos volvemos adictos a ayudar a los que nos rodean y a ver la felicidad que eso conlleva
Alrededor de 20 millones de personas son diagnosticadas de cáncer, al año. La historia del cáncer es comúnmente sabida. Sabemos que, como todo el mundo, quieren estar sanos y poder crecer, pero ¿Qué hay de la otra parte de la historia? ¿Qué buscan en su día a día, mientras se encuentran entre las 4 blancas paredes de un hospital? La respuesta es simple, bella e impactante: sentirse vivos.
Así pues, Thinkernautas pone en marcha la propuesta ganadora del Thinkerfest 2018 celebrado en la Facultad de CCINF UCM, en colaboración con AECC: el pasaporte voluntario. Con este, su objetivo es claro y conciso, visibilizar el poder que tiene un voluntario en el día a día de un paciente con cáncer. El pasaporte voluntario es la forma de reflejar que, si una persona consigue sus tres sellos, su destino es ser voluntario. Es la forma de atreverse a ayudar y a superar la ultima barrera del siglo XXI, querer ayudar a un desconocido.
Para aquellos que nunca han tenido que atravesar una situación como puede ser la de ser diagnosticado con cáncer la vida es compleja y difícil; para aquellos que la están atravesando o la atravesaron, la cosa cambia. La vida se vuelve simple cuando entiendes el valor que tiene. Ser humano es fácil. Así lo reflejan las tres fases del pasaporte voluntario: #saysomething, #learnsomething y #dosomething. A través de la campaña, Thinkernautas no solo visibiliza las necesidades de una organización como AECC o la de sus pacientes, sino que refleja las olvidadas necesidades de las sociedades del siglo XXI: contar, escuchar y actuar. En definitiva, ser humano.
Con la primera fase de la campaña se buscó visibilizar la influencia tan positiva y necesaria que día a día llevan a cabo los voluntarios con sus pacientes. Hablar de cualquier cosa que les permita romper con el tedio y la monotonía del hospital. Simplemente quieren hablar sobre el final de Juego de Tronos o comentar unas futuras vacaciones. Ampliar su realidad y no condenarse a si mismos. Así pues, los transeúntes que se pararon en esta primera fase solo tuvieron que hacer dos cosas: contar algo y atreverse a continuar con nosotros. Ellos ya habían dicho algo, ahora les tocaba aprenderlo.
La segunda fase se baso en el concepto de “biblioteca humana”, a través del cual los participantes tuvieron la oportunidad de escuchar las diferentes historias de voluntarios, pacientes y coordinadores de AECC en persona. Los participantes aprendieron sobre esas cosas que no se pueden memorizar ni ver en un libro de papel. Aprendieron sobre la lucha, sobre la verdadera esencia de la vida y sobre la fragancia de las sonrisas.
El final del recorrido era claro. Los participantes se habían atrevido a hablar y a escuchar ¿Se atreverían entonces a actuar y asi dar el paso a ser voluntarios?
Para concluir solo me gustaría realizar una reflexión. Solo podrás sentirte vivo cuando te rodees de persona que quieran estarlo, que aprecien la vida y que sueñen con ella. La vida deja de ser vida cuando dejas de estar acompañado. Si estás vivo, eres uno de esos voluntarios.