En este artículo, Irene Márquez, directora del Lighthouse American School, reflexiona sobre la importancia del juego en nuestra vida y la conexión que tiene sobre la creatividad y la innovación.

 

Inicia el viaje

 

Nuestro viaje hacia el desarrollo del patio escolar comenzó hace tiempo.

Eso sí, desde que publicamos nuestro primer artículo “Thinkernautas Brain Session: Transformando el patio del colegio” mucha gente me pregunta: “Irene, ¿por qué esta obsesión con transformar los patios de los colegios?

Ay inocentes… no saben dónde se meten cuando preguntan…

Después de observar a mis amigos como resignados se sientan a escuchar una vez más mi discurso motivacional y con la intención de bombardear solamente a aquellos que voluntariamente se sometan, he decidido escribir este artículo y dar rienda suelta al orador que llevo dentro.

La respuesta corta es porque el juego es la base de un desarrollo cognitivo excelente, la larga incluye muchos ejemplos e historias curiosas… te lo cuento todo.

 

Las bases del juego

 

Partamos de la base de que para mi, el juego es una valiosa herramienta a la vez que peligrosamente divertido.  Poniendo como símil un parque infantil, os diría que el juego es como el arenero del desarrollo. Parece algo de lo más sencillo, sin importancia. Y sin embargo es donde los niños, sin importar las edades, se pueden pasar horas divirtiéndose y aprendiendo.

Entonces, ¿por qué dejamos los adultos de jugar?  Muchos te dirán que el juego es una preparación para la vida adulta, como si fuera un ensayo para lo que luego haremos de mayores. Por lo tanto, al crecer, el juego deja de tener sentido.

Analicemos bien esta idea: a mi de pequeña me encantaba jugar con las Barbies e imaginar que yo era una de ellas. Desgraciadamente para mi, he crecido para ser todo lo contrario a una de estas muñecas, especialmente físicamente… ¡y no será porque no practiqué de pequeña!

Bromas a parte, vayamos a un ejemplo un poco más científico. Si tomamos como muestra un cachorro de gato al que se le interrumpe cada vez que se pone a jugar, este seguirá siendo un buen depredador de adulto. As teorías de desarrollo nos muestran que en realidad el juego es una entidad biológica separada, tiene su espacio, como lo tienen el dormir o soñar.

 

Un ejemplo bestial

 

Dejadme que os relate un documental que vi hace tiempo. Unos exploradores en el Polo Norte estaban siendo acechados por un oso polar hambriento. Imaginad al animal a punto de atacar. Mirada fija en un punto, garras fuera y pelo erizado. En el camino de este temido ejemplar, se cruza una hembra de husky que acompaña al grupo de exploradores. Al contrario que el oso, esta perra se encuentra en el conocido “modo juego”: pelo suave, orejas gachas y cola agitándose alegre.

Cuando se cruzan los caminos de estos dos animales, algo maravilloso sucede: ambos animales se ponen a jugar. Es asombroso como la predisposición de apertura emocional que ambos poseen, les lleva a explorar situaciones a las que nunca se hubieran enfrentado si no tuvieran esa capacidad de jugar. Pues lo mismo nos sucede a los humanos.

 

Otro ejemplo mucho más bestial

 

Como no esperaba convenceros con un solo ejemplo, os voy a hablar de Stuart Brown, un psicólogo renombrado en EEUU que estudia la relación que hay entre personas que cometen asesinatos y su desarrollo infantil. Lo interesande del Sr. Brown es que su estudio hace especial hincapié en el juego.

Hay una parte de su estudio que se centra en un asesinato en masa perpetrado en Texas. Sus investigaciones concluyeron que, la supresión progresiva de un desarrollo normal del juego fue uno de los detonantes que condujo a este asesino a perpetrar la masacre.

 

Mucho más importante de lo que parece a simple vista

 

Por muy escalofriante que sean estos estudios, la realidad es que nadie sabe en profundidad qué es el juego, lo que significa o lo que puede suponer en nuestras vidas.

Por el contrario, sí que está demostrada la importancia que tiene el juego en el desarrollo del niño.

Si analizamos nuestro desarrollo, podríamos decir que el juego empieza en los primeros meses de vida, cuando un niño tiene la madurez suficiente como para ser capaz de sonreír de forma social. Ese momento en el que el niño sonríe, desencadena en sus padres una serie de reacciones tales como más sonrisas, “cu cús”, pedorretas y demás tonterías que hacemos los adultos en presencia de un bebe.

Si en ese momento de interacción analizamos el cerebro del niño y sus padres, se observa que la parte derecha del cerebro de ambos están sincronizadas, emitiendo las mismas ondas electromagnéticas.

Es en estas primeras interacciones donde evoluciona y se desarrolla el juego.

 

El juego puede ser una válvula de escape

 

¿Tienes un mal día? ¡Salta, agítate, baila! Si, si, va en serio. Hazlo, ya verás como tu humor mejora, tanto como el de un niño que sin más decide ponerse a brincar. Este plano más físico, es la necesidad espontánea que padecen los niños cuando quieren desafiar las leyes de la gravedad.

El juego no tiene un propósito y eso es lo maravilloso. No podemos olvidar que cuando el propósito de hacer algo comienza a ser más importante que el simple acto de hacerlo, deja de ser un juego.

 

Un estudio fascinante

 

Atento que viene algo fascinante. El neurólogo Frank Wilson llevó a cabo un estudio en el que demostró que los adolescentes que no habían desarrollado el juego manipulativo de pequeños, tenían más dificultad a la hora de resolver problemas de lógica.

Hasta tal punto ha sido demostrado este hecho que dentro del proceso de selección de empresas como Boeing o NASA incluyen pruebas manipulativas para los candidatos Llegan al extremo de hacerles demostrar que pueden arreglar un coche con tus propias manos.

 

El juego también interviene en el desarrollo social

 

Para mi, una de las cosas más maravillosas del juego es que nace desde la curiosidad y la necesidad de explorar, y aquí ojo que no hablo solo de los niños. Además, ayuda a desarrollar el sentimiento de pertenencia a un grupo.

No necesito ir a ejemplos lejanos de osos polares, cuando lo tengo en el salón de mi casa: dos cachorros de humano de 5 y 3 años, midiendo sin pudor sus fuerzas como pequeños leones. Reconozcámoslo, es así, con gritos y en medio del caos, donde los niños de 3, 4 y 5 años aprenden a regularse emocionalmente. No olvidemos que gran parte del desarrollo cognitivo, social, emocional y físico se produce gracias a este tipo de juegos.

 

Entonces, ¿qué hace el juego por el desarrollo del cerebro?

Siguiendo con los animales, os recordaré nuestras grandes similitudes con las ratas.  Permitidme entonces que nos compare con estos roedores.

Tomemos dos muestras, unas a las que se les permite jugar mientras crecen y están en un ambiente mas estimulante con diferentes colores y olores. Al segundo grupo, se les priva de todos estos estímulos a los que uno se expone cuando juega e interactúa.

En la edad adulta, a ambos grupos de ratas se les presenta un collar de gato. Obviamente el instinto toma las riendas y todas se esconden ante el olor. Ninguna quiere ser cazada.

Aquí viene lo inquietante, aquellas que no jugaron y se escondieron, nunca volvieron a salir de su guarida. Murieron. Por el contrario, las ratas que sí jugaron, lentamente exploran el terreno y vuelven a salir.

Las conclusiones de estos estudios son tajantes: el cerebro de una rata no se desarrolla normalmente si es privado del juego. Lo mismo le pasa al de un humano.

Creo que todos estos hallazgos nos deberían llevar a reflexionar sobre la importancia que puede tener el juego para nuestra supervivencia.

 

El juego es fundamental en la vida adulta

 

Imagina una vida sin juego, sería muy triste ¿verdad?. La maravilla de nuestra especie es que estamos diseñados para jugar durante toda nuestra vida.

Desgraciadamente, comenzamos a perder esas señales de juego según avanzamos en nuestra edad adulta. ¿Por qué no recordamos qué hacíamos de niños? Te animo a que lo hagas, mantén tu mente abierta a nuevos aprendizajes y retos.

 

Conexión entre juego e innovación

 

Por si no te hubiese convencido de la importancia del juego para el desarrollo del cerebro y su función social, aquí tienes otra. Cuanto más hayas jugado en tu vida y cuanto más mantengas tu actitud de juego, mayores capacidades de creatividad tendrás.

Pero no desesperes si hasta ahora pensabas que el juego era solo para los niños, porque siempre estamos a tiempo. La creatividad y la capacidad de juego son dos músculos que se pueden entrenar.

Recuerda que, si mantienes tu “modo juego” encendido, afectarás directamente en el desarrollo del pensamiento creativo. Investiga, pregunta y descubre constantemente, ya verás como en breve eres más creativo.

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