Surgió Internet y lo cambió todo. Esta frase la hemos escuchado mil veces, pero no deja de ser verdad. Y por supuesto Internet lo cambió todo para el mundo de la innovación. La innovación en red es como pasar de la edad de piedra al renacimiento, pero sin pasar por la casilla de salida.

El cerebro global es una original forma de llamar a este pujante concepto, que vi por primera vez en el libro del mismo nombre de Satish Nambisan y Mohanbir Sawhney. Estoy muy de acuerdo con ellos cuando afirman que utilizar o no utilizar “el cerebro global” ya no es la cuestión, sino cómo utilizarlo.

 

¿Qué es la innovación en red?

Antes, la innovación siempre ocurría de puertas para dentro, las compañías contrataban a miles de científicos que trabajaban a toda prisa para crear el próximo gran invento del siglo. El secretismo era máximo y los inventos solo salían a la luz tras meses y a veces años de trabajo.

En ocasiones las empresas sacaban sus innovaciones sin respetar ningún estándar, esperando que sus inventos copasen el mercado. Tendrás un recuerdo especialmente doloroso de esto, si te compraste un Beta porque pensaste que sería el futuro (si no has pillado el chiste apuesto que naciste después del 90).

Entonces un día llegó Internet y apareció un fenómeno que después se arraigaría en otras industrias: El software libre.

La idea era sencilla y a la vez despreciada por las casas de programación más grandes del momento, se trata de innovar a partir de un estándar, construir entre todos algo más grande y aunque se hace de forma gratuita no es un trabajo para nada altruista.

Si hacemos una comparación con el mundo biológico se asemeja a una simbiosis. Yo aporto trabajo y recursos a la red y por otro lado ésta me permite no solo no empezar de cero, sino tener unas potentes funcionalidades de entrada que un equipo privado tardaría miles de horas en programar.

 

Los éxitos de la innovación en red

Los grandes éxitos del software libre y de otras innovaciones en red son más que sonados. El lanzamiento del Linux en 1991 con algo más de 10.000 líneas de código, llega hoy a más de 6 millones de líneas de código en el que han trabajado miles de programadores. Entre 1992 y 1993 salieron 15 versiones consolidadas, una velocidad de programación inusitada para la época.

Otro ejemplo de software abierto e innovaciones en red es el WordPress, supongo que ya has oído hablar de este gestor de contenidos que ha permitido que muchos pardillos (como los que hacen esta página por ejemplo) parezcan auténticos profesionales del mundo web. Un entorno que nació para hacer blogs y que hoy en día es utilizado por el 12% de los mayores sitios web del mundo y un 8,5% del total de webs de la red. Su creador Matt Mullenweg escogió realizar un programa en código abierto, en lugar de desarrollar su gestor de contenidos él solo. El resultado, la comunidad se enamoró del formato y hoy es uno de los CMS por no decir el más importante del mundo.

Y qué me decís de la Wikipedia, una de las páginas mas leídas y citadas de la red, construida colectivamente entre miles de personas. También tenemos AppExchange creada por Salesforce.com para beneficiarse de los esfuerzos creativos de desarrolladores de software independientes o el caso de Ducati que implica a los clientes en las innovaciones para mejorar sus productos.

Dificultades de poner a funcionar la innovación en red

Aunque parece obvio que la colaboración e innovación en red pueden traer muchas ventajas a las empresas, su implantación está lejos de ser fácil. Hay varias cuestiones que impiden que las grandes empresas abanderadas de la innovación se sumen al carro.

  1. Síndrome “cuéntame algo que no sepa”: compañías con una gran historia de innovación y con una importante plantilla de científicos a sus espaldas pueden pensar que “aquí lo sabemos todo”. Este desprecio por la innovación exterior es una gran losa para llegar a implementarlo.
  2. El miedo: hay muchos miedos que hay que superar si quieres apostar por innovar en red. Las empresas tienen miedo a perder control sobre el proceso, también a participar en proyectos en los que se vea comprometida la confidencialidad y la posible pérdida de ventaja sobre las empresas rivales.

En realidad, son barreras de índole emocional y psicológico, y se pueden superar con cierta facilidad escogiendo de manera adecuada el modelo de innovación para la empresa.

 

Los cuatro modelos de innovación en redes

Según el libro del cerebro global podemos encontrar fundamentalmente cuatro tipos de innovación en red, el modelo orquesta, el bazar creativo, la “jam sesión” y el “MOD Station”.

 

Modelo orquesta

Como su propio nombre indica este modelo se asemeja a una orquesta sinfónica en la que una empresa toma la batuta y dirige los esfuerzos de la innovación.

Es un modelo que se suele usar para coordinar los esfuerzos innovadores de varias empresas de un sector que se unen para explotar una oportunidad del mercado, suelen ser necesarias grandes inversiones y muchas veces la organización está por delante de la innovación.

Un ejemplo clásico de estas redes de innovación ha sido llevado a cabo por las empresas de aviación. Cuando escuchamos la noticia de que una empresa española se le ha encargado el diseño de tres tuercas del rotor de cola de un helicóptero, no es más que una muestra de esto mismo. Una gran compañía como Airbus o Boing cuenta con diferentes empresas que investigan e implementan innovaciones bajo rigurosos controles de la casa principal.

 

Bazar creativo

En este caso una empresa pone en marcha una plataforma o espacio de innovación en el que puede participar cualquier persona o empresa y que le permite comprar las innovaciones, productos o tecnologías que se ponen a su disposición en el “mercadillo”. Después la empresa utiliza su músculo comercial y de posicionamiento en los mercados para ponerlo en el mercado bajo su marca.

Un ejemplo de este tipo de innovación en red es el que puso en marcha la marca estadounidense DIAL. Se trata de una marca que competía contra gigantes de la innovación como Procter & Gamble (marcas) o Jhonson & Jhonson (marcas) en el mercado de los consumibles.

Alcanzar las dimensiones de la plantilla investigadora y sus fuertes inversiones parecía algo imposible… ¿o no? En Dial crearon una página web en la que inventores individuales podían presentar sus invenciones y si éstas aportaban valor para la compañía, Dial les compraba la patente.

Se trató de una iniciativa muy novedosa en su momento (2004) que se lanzó a través de una página web llamada “Socios de la innovación”. Fue muy beneficiosa tanto para los inventores que lograban posicionar sus ideas ante una marca dispuesta a comprarlas y por otro lado la empresa consiguió una capacidad de innovación muy grande, ya que al ser inventores independientes las ideas y la fuente de innovación era muy diversa, descontando que se trata de un modelo que solo paga por resultados.

Hasta tal punto fue exitoso que hoy los grandes como P&G y J&J han implementado su propio mercado para comprar las innovaciones de terceros.

 

Jam Sesion

El nombre viene de las sesiones de jazz improvisado. Se trata de un modelo en el que no hay un director que aporte recursos y marque las pautas de la innovación. Sino que los miembros de la red trabajan en igualdad para generar innovaciones alrededor de un problema común.

Este es el caso de los ejemplos de software libre que comentamos más arriba, como Linux, wordpress o ejemplos colaborativos como la Wikipedia.

 

Mod sesión

En este caso son los usuarios de un producto los que generan las innovaciones. Esta forma de innovación en red, nació de los videojuegos. Estos dejaban parte de su código abierto para que los usuarios generasen sus propios “modos” o personalizaciones.

El caso más conocido fue el del Counter Strike. Se desarrolló a partir del Half life, que fue creado en 1999. Y aun hoy en día es el juego más jugado en Internet. En 2007 Gamespy identificó a 85.000 jugadores conectados simultáneamente

Las características de este método de innovación son que se aprovecha un producto existente y se desarrolla a partir de él. Y que son los usuarios los que toman el poder y evolucionan la innovación de una manera colaborativa.

En conclusión la innovación en red no es que sea el futuro, es el presente. La cuestión no es tanto si es necesario o no, sino más bien cómo implementarlo para tu negocio

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