Ya lo tienes, tu idea es perfecta. Tu madre te ha dicho que está muy orgullosa de ti. Y un anuncio en la tele te dice que es el momento de emprender. Llevas tiempo barruntándola y no te la puedes sacar de la cabeza. ¡!Es tu momento¡! Lánzate a la piscina….
Ehhh, un momento, quieto parao. ¿Triunfarás? o ¿romperás tu hucha con forma de cerdito para nada? No quiero desanimarte, pero sabías que el 76% de los productos duran menos de un año en el supermercado y el 70% de las empresas cierran antes de 5 años.
De verdad que no quiero desanimarte, todo lo contrario, lo que quiero es que veas unos cuantos productos “innovadores” que no llegaron a nada y que hubiera pasado si hubiesen aplicado el design thinking en ellos.
El supermercado es un cementerio
Así, tal cual lo oyes. Y si no te lo crees puedes visitar el museo de los productos fracasados en Michigan. Su creador, empezó a reunir productos de gran consumo que fueron retirados de los lineales hace 40 años. Hasta la fecha ya ha reunido 110.000, ahí es nada.
Allí podemos encontrar geniales ideas. Como los Ice breakers, unos polvos blancos que se vendían en sobrecitos. No, no era una marca de cocaína a lo breaking bad, eran caramelos de menta.
También tenemos el agua embotellada para perros Thirsty Dog. No creo que le gustase ni al gatito que la abraza en la foto.
Luego tenemos algunas empresas que se lanzan a la piscina sin agua y deciden que su marca es tan conocida que sirve para todo. Así Bic sacó unas preciosas braguitas de abuela de usar y tirar. Para llevar en el bolso, por si has tomado demasiados polvos de menta y te despiertas en lugar desconocido.
O la genial idea de Colgate. Que se decide por una línea de platos precocinados. Solo falta el subtítulo “Con microparticulas de fluor”
Sin duda una de mis favoritas es Cocaine. Se trata de una bebida energética cuyo nombre “Cocaine, la alternativa legal” podría resultar adictivo. Pero lógicamente ni siquiera llegó a los estantes del supermercado por cuestiones legales. Hacer apología de las drogas no parece lo más correcto.
Y desde luego, la que gana por goleada es la pizzalada. La verdad es que no tengo palabras para este gran invento. Ni que decir tiene que no sigue en la carta de Telepizza como uno de sus productos bandera.
Aunque la pizzalada solo es la punta del iceberg de los ocurrentes creativos de Telepizza. ¿Qué me decís de la pizza con nachos?. Solo falta que le pongan un palo a la pizza al más puro estilo español.
El Design thinking les hubiera ahorrado el disgusto…
Reconozco que he usado unos ejemplos muy rocambolescos, pero seguramente todos los involucrados en estos lanzamientos pensaron que iban a romper el mercado.
En los despachos están ideas levantarían pasiones. No estamos hablando de ideas que se hayan filtrado a la prensa. Son productos reales, lanzados al mercado. Poner uno de estos productos en una estantería de supermercado cuesta mucho dinero.
A lo mejor los de Telepizza lo hicieron por llamar la atención por horteras, pero productos que salen con su packaging y con su desarrollo suponen un importante coste.
Y cuidado si eres un emprendedor y no has usado un método como el design thinking o uno similar que te haga centrarte en el usuario/consumidor puede que estés cerca de hacer los próximos (y asquerosos) Mc spaguettis.
¿Cómo habría evitado el fiasco el desing thinking?
El design thinking es una herramienta compleja y a la vez intuitiva que consta de 5 pasos fundamentales. El primero de ellos es la fase de empatía.
En esta fase además de imaginarte desde tu despacho la cara de satisfacción que pondrá la gente cuando vea tu pizzalada por la tele. Debes bajar al terreno, preguntar, mezclarte con tu consumidor/cliente/usuario y entender sus necesidades.
Si los del agua mineral para perros hubieran bajado al terreno se habrían dado cuenta que no estaba cubriendo ninguna necesidad real del consumidor. Y lo de crear necesidades se lo dejamos a Steve Jobs, si tu empresa no tiene una manzana en el logo, olvidate.
El design thinking continúa con las fases de definir, en la que planteamos la necesidad y la de idear en la que intentamos resolver de manera creativa el problema.
Más adelante tenemos las fase del prototipado, hay que hacerla pronto, la idea es ahorrar costes futuros fabricando nuestra idea de una manera rudimentaria. Por ejemplo, cojemos una caja blanca, pegamos la marca de Colgate recortándola de una cajita de dentífrico y escribimos: “Colgate para llevar. Delicioso arroz con pollo.”
Y el prototipo lo llevamos a la siguiente fase a la de testear, le enseñamos a un grupo de personas nuestra cajita. Casi tod el mundo normal te diría que no se tomarían el pollo al Colgate, ni aunque les amenazásemos con regalarles una pizzalada.
Y ya está, nos hemos gastado 50 céntimos en una caja de cartón, y ya podemos volver a la fase de idear para conseguir una idea que de verdad nos permita ser disruptivos en el mercado.
Design thinking para emprendedores
Si eres emprendedor y quieres aplicar el design thinking a tus ideas no dejes de leer los artículos de design thinking práctico o ¿Que es el design thinking?, si eres más novato.Conseguirás nuevos e interesantes resultados ¿a que esperas?
Bonus: productos que querrías tener en tu casa (para meterlos en una vitrina no para usarlos)
Si eres valiente y además no has hecho tus deberes, podrias probar unos fistros… Parecen bobabits, pero en realidad están hechos de #]@¬€. Y por el mismo precio. Tan solo 25 pesetas un Frigurón, quien no se acuerda de este delicioso helado. Ah, tu tampoco, vale, eso lo entiendo. Y como colofón final, una clase práctica de como no poner un nombre a un coche. Impartida por Mazda y Mitsubishi. Vale que seais del lejano oriente, pero llamar a un todo terreno Laputa o Pajero, tiene bemoles.